Tres
alumnos de la Facultad de Medicina han obtenido una plaza entre los 100
primeros puestos del examen a Médico Interno Residente (MIR) convocado
por el Ministerio de Sanidad. Una convocatoria que ha ofertado 8.188
plazas y a la que se han presentado más de 13.000 aspirantes. Los tres estudiantes,
compañeros de clase, se conocieron durante sus estudios de Medicina en la
Universidad y han visto recompensado su esfuerzo tras varios años de estudio y esfuerzo
incesante.
Raquel
Cavastany ha conseguido
el número 58 del examen para obtener plaza de dermatóloga en el Hospital
12 de octubre en Madrid. Una especialidad que, como ella misma ha relatado,
“tras asistir a diferentes
charlas, vi que era una especialidad muy variada, resolutiva y agradecida para
el paciente. Es bonita y completa, porque muchas enfermedades sistémicas se
expresan en la piel. Además, al ser una especialidad médico-quirúrgica me
permite operar, que también me interesa”.
Cavastany, que ha
crecido con referentes del ámbito de la salud porque su abuelo y madre son
médicos, ha explicado que
el camino de preparación de este examen ha sido “una etapa dura porque exige mucha
dedicación, aunque creo que se puede disfrutar también, como todo, tiene sus partes buenas”. Además, la alumni ha recordado que durante sus estudios universitarios “tuvimos profesores muy buenos que hicieron
que, en asignaturas claves para el MIR como Enfermedades Infecciosas o Cardiología,
fuéramos con una buena base. Por otra parte, se nos transmitió interés por
aprender, dedicación al paciente y amor a la medicina, que es lo que a mí me
motivaba a estudiar”.
La madrileña, que cursó el bachillerato de excelencia, ha reconocido que “la medicina me llena mucho” y que en
unos años se ve “trabajando en un hospital,
tratando a mis pacientes y aprendiendo de mis compañeros. También me gustaría
investigar y siempre me ha gustado la docencia”.
El puesto
76 ha permitido a Alberto López de Coca escoger la
especialidad de Medicina Interna en
el Hospital Universitario La Paz, “principalmente por el abordaje
integral y la visión global del paciente. Creo que es una especialidad de gran
importancia, especialmente en la época actual, de grandes avances en el ámbito
sanitario y de la medicina altamente especializada”. El alumni recuerda
que decidió estudiar Medicina porque considera que es “una profesión que integra muy bien la vocación científica con el trato
humano, con el objetivo de ayudar a las personas en momentos complicados de su
vida”.
López de Coca, que recibió el Premio Extraordinario
de Fin de Grado, ha expuesto que este tiempo de preparación ha sido “bastante duro debido al trabajo diario que
implica y a la gran cantidad de tiempo dedicado durante tantos meses, con el
fin de conseguir entrar en la especialidad que quería. En mi opinión, además de
ser la preparación de un examen, es la fase final de un largo y complicado
recorrido formativo que comenzó el primer año del Grado o incluso antes” y
que en un futuro espera ejercer como
adjunto de esta especialidad, “aunque
también tengo mucha vocación docente y me gustaría compaginar todo ello con la
participación en proyectos de investigación, si es posible”.
Por su parte, Javier García, número 86
del MIR, se ha decantado
por la especialidad de Oftalmología en el Hospital
Universitario Clínico San Carlos de Madrid. Una rama que considera “la mezcla perfecta: una
especialidad quirúrgica y médica. El oftalmólogo es el único médico que se
encarga del ojo, trabajando de manera muy autónoma con respecto a otras
especialidades, con un campo bien definido. A parte, añadiría como puntos
fuertes que es resolutiva y que aporta una gran calidad de vida al paciente”.
García ha confesado que el secreto
de su preparación ha sido “priorizar todo
el tiempo libre en planes que me hicieran desconectar y reconectar al día
siguiente, intentando mantener una vida lo más normal posible y seguir
disfrutando al máximo. Es verdad que, a veces, cuesta hacer cosas después de
estudiar durante todo el día, pero al día siguiente es lo que más fuerza te da
para seguir”. Y ha recordado que su vocación por la medicina “fue algo que salió de mí, cuando estaba en
Bachillerato, y estoy seguro de que no me equivoqué”.