Nos encontramos en el ecuador del verano
y, en consecuencia, nuestros hogares alcanzan altas temperaturas. El calor en
interiores es aún mayor y la presencia del COVID hace que se antoje aún más
necesaria una mayor ventilación. Roberto Alonso González Lezcano, profesor titular de Construcciones
Arquitectónicas, señala que “un hogar bien
ventilado es beneficioso para la salud, pudiendo mejorar el estado mental y el
sistema cardiovascular, y ayudando a evitar la aparición y propagación de
enfermedades”.
“La
circulación del aire permite que se oxigene y facilita la expulsión de las
partículas de polvo y los ácaros; regula la humedad del ambiente; y elimina los
malos olores. Además, los rayos ultravioletas pueden actuar contra algunos
microorganismos, por lo que también es beneficioso que la luz del sol alcance
el mayor espacio posible de la vivienda”, explica González Lezcano. Sin embargo, apunta: “la
calidad del aire interior puede seguir siendo inadecuada si se generan zonas de
estancamiento; por ello, la mejor forma de hacer la ventilación es de forma
cruzada, abriendo ventanas opuestas de la casa para que corra el aire y se
renueve con mayor facilidad”.
El
profesor también indica que el ambiente interior en los hogares
debe ir en beneficio del descanso y de la recuperación; por este motivo, una
mala calidad del aire interior impide alcanzar dicho propósito, ya que tiene
efectos nocivos sobre la salud, la productividad y la comodidad. “El aire
interior contaminado, durante un período prolongado, puede provocar cansancio,
somnolencia, malestar, dolores de cabeza, mareos, náuseas e, incluso,
irritación en ojos, nariz y garganta”, subraya.
Además
de la ventilación tradicional, también hay quienes recurren a otros sistemas de
ventilación como aires acondicionados o filtros de aire. Cuando estos se usan
adecuadamente, explica González Lezcano, pueden ayudar a reducir los
contaminantes en el aire, incluidos los virus, sobre todo en un espacio
pequeño. Sin embargo, subraya el profesor de Arquitectura, “el uso de
filtros de aire por sí solos no puede garantizar una calidad de aire adecuada,
particularmente cuando la ventilación es insuficiente”.
Claves sobre cómo y cuándo es recomendable ventilar
- La
mejor hora para abrir las ventanas es de once de la mañana a cuatro de la
tarde. Se recomienda ventilar durante
las horas centrales del día. A partir del mediodía, cuando hace más calor, el
polen sube a las capas altas de la atmósfera por las corrientes de convección
del aire y perjudica menos a las personas alérgicas.
- Cuando
nos levantamos, para eliminar la acumulación de CO2 generada mientras dormimos,
se debe ventilar durante unos 15-20 minutos.
- Antes
de comer, unos 10-15 minutos, sobre todo en las habitaciones donde hemos pasado
la mayor parte de la mañana. Como es la hora de mayor incidencia del sol,
también es una buena manera de eliminar humedad, ácaros y otras bacterias que
pueden intensificar los síntomas respiratorios.
- Después
de comer se debe ventilar la cocina para eliminar las partículas generadas al
cocinar.
- Antes de acostarse hay
que ventilar otros 10-15 minutos los dormitorios, para que tengan una buena oxigenación
que favorezca el sueño.