El Grupo de Investigación MICRICROAMBG, especializado en Biotecnología
bacteriana ambiental, ha ideado un índice para mejorar la descontaminación de
mercurio de suelos de manera sostenible y respetuosa con el medioambiente. El
hallazgo ha sido publicado en la revista Environmental Research and Public Health, en la que formulan el Índice de
Idoneidad Biomercurorremediadora (IIBMR).
Un
índice desarrollado por el grupo de investigación dirigido por el profesor de la Facultad de Farmacia Agustín Probanza y
en el que participan los investigadores y profesores Marina Robas, Pedro A.
Jiménez y el investigador en formación Daniel
González. Sus estudios analizan procesos de biorremediación, que
emplean plantas tolerantes al mercurio junto con comunidades bacterianas, para
mejorar la descontaminación de metales pesados en el suelo.
Cada
da vez son más frecuentes aproximaciones respetuosas con el medio ambiente. “El
objetivo del desarrollo del IIBMR es facilitar la evaluación integral de cepas
bacterianas que puedan ser útiles en procesos de biorremediación. Estos últimos
destinados a la recuperación biológica de los suelos contaminados que, bien por
procesos naturales o por la actividad industrial o explotaciones ganaderas o
agrícolas hayan perdido su productividad o su potencial uso como recurso”
tal y como explica la investigadora Marina Robas.
En
este sentido, “nuestras investigaciones se orientan al estudio de procesos
de biorremediación, basados en el empleo de plantas tolerantes al mercurio en
simbiosis con comunidades bacterianas adaptadas a esas condiciones extremas.
Esta simbiosis permite movilizar in situ el mercurio del suelo a través de
procesos de volatilización, inmovilización y secuestro en formas no
biodisponibles o movilización hacia partes cosechables de la planta”,
detalla la investigadora.
El
suelo es considerado como el soporte sobre el que se realizan actividades
humanas como la agricultura, la ganadería o la construcción. Robas apunta: “no
somos conscientes del impacto que todas estas actividades tienen de forma
directa o indirecta sobre la calidad y productividad de los suelos, de la que
tanto depende la vida vegetal, animal y humana”. Así, el deterioro de los
suelos viene asociado a un abuso de pesticidas y agroquímicos, vertidos
incontrolados, abonos o aguas residuales o malas prácticas en el tratamiento de
residuos. Todo ello se traduce en la acumulación de metales pesados, plásticos
y otros residuos que acaban contaminando los suelos e inutilizándolos con fines
productivos
El
estudio propone una fórmula novedosa para evaluar el potencial biorremediador
de cepas bacterianas. Hasta ahora, para evaluar la idoneidad de una cepa para
ser empleada con fines biotecnológicos, se valoraban de forma independiente
diferentes capacidades promotoras del crecimiento vegetal. “Con el IIBMR
proponemos una evaluación integral de las cepas, que permita conocer su
respuesta global a la colonización biótica y estrés abiótico, con el fin de
garantizar un mayor éxito en ensayos ulteriores en campo”, explica Robas.
La
aplicabilidad de este índice no sólo se limita a la descontaminación de
mercurio. De su aplicación pueden verse beneficiados investigadores que quieran
conocer si sus aislados bacterianos son los más idóneos para promover el
crecimiento vegetal en condiciones de estrés abiótico o en proyectos de
restauración vegetal y recuperación de suelos.
Un buen ejemplo de lo
anterior es el distrito minero de Almadén en Ciudad Real. En este caso, la acumulación del mercurio en
los suelos está ligado a procesos como la explotación minera del cinabrio, que
producen la acumulación localizada de elevadas concentraciones de este metal
pesado, haciendo de estos suelos uno de los ambientes más contaminados por
mercurio a nivel mundial. Con el fin participar en la recuperación de estos
suelos y promover la reactivación de la socioeconomía de la zona, que se ha
visto duramente castigada desde el cierre de la actividad extractiva en el año
2003 y cada vez son más frecuentes aproximaciones respetuosas con el medio
ambiente.