La
pandemia por COVID-19 se ha extendido por todo el mundo, siendo España uno de los
países más afectados. Aunque el virus puede afectar a cualquier persona, los
adultos mayores son una población particularmente vulnerable. Tomando
como referencia el modelo de estrés de Lazarus y Folkman (1984), desde la Facultad
de Medicina se ha llevado a cabo
el estudio ‘Psychological
well-being among older adults during the COVID-19 outbreak: a comparative study
of the young-old and the old-old adults’, para analizar
el bienestar psicológico experimentado por los adultos mayores-jóvenes y los
adultos mayores-mayores durante esta crisis.
Según
este modelo, los problemas directa e indirectamente asociados con la COVID-19
(tener síntomas, ser hospitalizado, tener algún ser querido hospitalizado o
perderlo), establecen las condiciones bajo las que puede producirse un malestar
emocional. No obstante, la medida en que los adultos mayores experimentan
malestar o bienestar psicológico depende de la valoración y los recursos de los
que disponen para gestionar los estresores.
Este estudio
transversal elaborado por los profesores de Psicología Gema Pérez Rojo y Javier López Martínez, con 878 adultos mayores residentes en España durante el
confinamiento (626 entre 60 y 70 años y 252 entre 71 y 80 años), indica que los
adultos mayores han permanecido en casa, saliendo únicamente por motivos
esenciales, como hacer la compra o recoger la medicación. La mayoría de los
participantes eran mujeres (62%), vivían con su esposo/a o pareja (63.80%),
tenían un entorno familiar altamente funcional (89.5%) y refirieron un estado
de salud percibido bueno (39.60%) o normal (37.80%). Además, 53 participantes
tuvieron síntomas de COVID-19, 6 fueron hospitalizados, 114 tuvieron un
familiar o amigo hospitalizado y 72 refirieron el fallecimiento de un ser
querido por el virus. No se evidenciaron diferencias significativas entre los
grupos (mayores-jóvenes y mayores-mayores) en ninguna afectación directa o
indirecta por la COVID-19.
Los
mayores-jóvenes experimentaron un mayor crecimiento personal que los
mayores-mayores, mientras que no ocurrió lo mismo con el propósito en la vida.
No se evidenciaron diferencias significativas entre los grupos en la valoración
o las variables de estrés relacionadas con la COVID-19. El grupo de
mayores-mayores mostró mayor gratitud y resiliencia.
Se estudiaron
los componentes centrales del (a) bienestar psicológico crecimiento personal y
(b) propósito en la vida. En primer lugar, una menor edad, una mejor
autopercepción de salud, estar casado o viviendo en pareja y un mayor
funcionamiento familiar, se relacionaron con mayores puntuaciones en
crecimiento personal. Asimismo, respecto a las variables relacionadas con la
COVID-19, únicamente la pérdida de un ser querido se relacionó con el
crecimiento personal. Sobre la valoración de la COVID-19, un mayor miedo se
asoció con un menor crecimiento personal; mientras que una mayor resiliencia y
gratitud, así como una menor evitación experiencial, se relacionaron
significativamente con un mayor crecimiento personal.
Por otro lado, una mejor autopercepción de salud y un
mayor funcionamiento familiar se asociaron con un mayor propósito en la vida. De
igual forma, únicamente la pérdida de un ser querido por COVID-19 se relacionó
con el propósito en la vida. Por último, una mayor resiliencia y gratitud, así
como una menor evitación experiencial, se relacionaron con un mayor propósito
en la vida.