El grupo de investigación ‘Nutrigenómica y programación fetal-NUTRIPRO’ liderado
por Carlos Bocos, catedrático de Bioquímica y Biología Molecular de la Facultad de
Farmacia, acaba de publicar en la revista Nutrients un artículo donde se demuestra que las hijas de madres que
tomaron fructosa durante el embarazo presentan una gestación
anómala relacionada con el potencial
desarrollo de diabetes y obesidad en el futuro. En concreto, estas
anomalías se caracterizan por, por mayores niveles plasmáticos de leptina e
insulina, y menos sensibilidad a estas hormonas y acumulación de grasa en
hígado, en comparación con el grupo control.
El
consumo de bebidas o alimentos ricos en fructosa ha aumentado de forma
considerable en las últimas décadas, de forma paralela a la mayor incidencia de
enfermedades metabólicas tales como la diabetes, la obesidad y las enfermedades
cardiovasculares. Sin embargo, el consumo de bebidas ricas en fructosa no está
contraindicado durante la gestación. Teniendo en cuenta siempre las
limitaciones a la hora de extrapolar estos resultados encontrados en animales
de experimentación a los seres humanos, “los datos de este trabajo podrían
explicar la aparición de alteraciones del metabolismo lipídico y glucídico
observados en mujeres gestantes aparentemente sanas que están llevando su
embarazo siguiendo todos los cuidados y consejos médicos que se recomiendan en
esta etapa. Posiblemente, algunas de estas mujeres simplemente manifiestan, con
estas alteraciones, los efectos debidos al elevado consumo de alimentos ricos
en fructosa por parte de sus madres durante la gestación”, detalla el profesor Bocos.
“Nuestro
estudio pone de manifiesto cómo unos hábitos nutricionales inadecuados durante
la gestación pueden tener consecuencias negativas en la progenie”, advierte el Catedrático. El presente
trabajo pretende alertar a la población en general, principalmente a las
mujeres gestantes, sobre los peligros que conlleva una ingesta excesiva de
bebidas edulcoradas ricas en fructosa, tanto para su salud como para la de sus
hijos e incluso nietos.
Estudios
previos de NUTRIPRO han detectado que
la ingesta de fructosa líquida por la madre durante la gestación produce en la
progenie, en la etapa fetal, una señal defectuosa de la leptina -hormona que
regula el apetito- y una acumulación de lípidos en el hígado. Posteriormente,
ya de adultos, los descendientes macho mostraron una señal defectuosa de la
insulina y niveles bajos de adiponectina que se asocian con patologías como la
diabetes, y niveles bajos de adiponectina que favorece la acción de la
insulina. Además, detalla el catedrático
Carlos Bocos: “resultó sumamente curioso encontrar que la descendencia
hembra procedente de esas mismas madres que habían consumido fructosa durante
la gestación que denominamos ‘madres-fructosa’ no presentaba ninguno de esos
desajustes metabólicos encontrados en los machos”.
El
equipo de investigación sospechaba que las
descendientes hembra realmente sí que poseían algún fenotipo patológico, es
decir, alguna alteración que permanecía oculta y latente a la espera de las
condiciones necesarias que desencadenaran su manifestación. Tal y como relata
el investigador, curiosamente, en el presente trabajo, han observado que dicho
fenotipo patológico generado por la ingesta materna de fructosa puede ser
revelado por el simple hecho de que las descendientes de dichas madres queden
preñadas. Así, estas hijas de ‘madres-fructosa’ presentaron al final de la
gestación una acumulación de grasa tanto en hígado como en placenta y
alteraciones en la señal de la insulina y de la leptina. Y, más preocupante
aún, su descendencia mostró en la época fetal los mismos trastornos que sus
madres, además de una situación de estrés oxidativo en el hígado.
El
profesor Carlos Bocos lidera este grupo
de investigación formado por los profesores e
investigadores María I. Panadero, Paola Otero,
y dos alumnas de doctorado Elena Fauste
y Cristina Donis.