Por quinto año consecutivo, la Universidad CEU
San Pablo y el Instituto CEU de Humanidades Ángel Ayala han
celebrado el Congreso
Nacional de Bioética, que este año tiene como título: ‘Bioética al
servicio de la vida y de la salud’. A lo largo de tres jornadas, este encuentro
en formato virtual ha contado con profesionales especializados en el ámbito de
la salud, para analizar diversos aspectos de actualidad relacionados con la
Bioética.
En su intervención, el médico coordinador de
la unidad de Cuidados Paliativos de la Fundación Jiménez Díaz de Madrid, Álvaro Gándara
del Castillo, ha expuesto cómo “la eutanasia ha venido
para quedarse y se le ha dado cada vez más cabida gracias a la campaña de
engaño a la ciudadanía, a través de la manipulación de medios sociales y
aprovechando casos paradigmáticos”. En esta línea, Gándara ha criticado que
se haya puesto a la eutanasia en contra de los cuidados paliativos: “Practicar
la muerte a un paciente no forma parte de la atención médica. Al contrario que
la eutanasia, los cuidados paliativos respetan la ética médica, la deontología
y los principios hipocráticos; se ayuda al paciente desde la empatía, la
compasión y la escucha”.
Asimismo, el médico coordinador de la unidad
de Cuidados Paliativos de la Fundación Jiménez Díaz de Madrid ha recordado que “más
de 70.000 pacientes mueren sin atención paliativa, en situación evitable” y
esto se debe a una “formación reglada insuficiente en cuidados paliativos”.
Por su parte, el presidente del Ilustre
Colegio Oficial de Médicos de Madrid (ICOMEM), el doctor Manuel Martínez-Sellés, ha participado con una ponencia sobre el
embrión humano y el feto como pacientes. En este contexto, ha
pedido pasar a la acción y ha apelado a fomentar las políticas públicas de
apoyo a la natalidad, a celebrar cada embarazo y a educar a las nuevas
generaciones en una cultura de la vida; pues “un embrión humano,
independientemente de cómo se haya obtenido, merece todo el respeto”.
“No se puede considerar al feto como un
apéndice de la madre, sino que debe ser, y es, un paciente real, con derecho
propio y merecedor de todo el respeto posible”, ha
subrayado Martínez-Sellés. En este contexto, el presidente del ICOMEM ha
señalado que “el feto, como paciente, tiene derecho a todas las
posibilidades para obtener beneficio o para que su vida, si se encuentra en
peligro, sea salvada de una forma razonable” y ha explicado que “si se
asume al feto como una persona enferma, el manejo el embarazo deberá implicar
un beneficio prioritario para él”.
El Congreso también ha contado con expertos
como el vicepresidente de la Asociación Española de Bioética y Ética Médica, Emilio García Sánchez;y la directora
del Máster Universitario en Bioética de la Universidad Rey Juan Carlos,
Marta Albert Márquez. En su
intervención, ambos ponentes han tratado las controversias éticas en torno a la
fecundación in vitro, así como la Ley de Eutanasia y la Ley de objeción de
conciencia del profesional sanitario, respectivamente.
García Sánchez ha apuntado que “los seres humanos son dignos, pero no da
igual el modo en cómo se originen sus vidas y el modo en cómo sea satisfecho el
deseo de tener hijos. No se debería olvidar que el respeto de la vida humana
debe comenzar por el respeto al origen de la existencia de la vida, porque si
no acabaría devaluándose la dignidad de otras vidas humanas”. En este contexto, el vicepresidente de la
Asociación Española de Bioética y Ética Médica ha recordado que “es el amor incondicional de los padres lo
que hace digna la causa, el origen de la existencia de la vida”.
Por su parte, la jurista ha señalado cómo “el
Tribunal Constitucional tiene mucha jurisprudencia sobre la objeción de
conciencia, pero no ha seguido una línea de continuidad”. En consecuencia, “no
sabemos si cuando se posicione en el caso de la eutanasia y del aborto quedará
claro”. En cuanto a la Ley de objeción de conciencia del profesional
sanitario, Albert ha hecho énfasis en los pequeños resquicios de esta
disposición, como la objeción sobrevenida; “un arma de doble filo, porque puede
implicar que los pacientes sean acompañados, desde el inicio, solo por
profesionales con una posición favorable a la eutanasia”.