Según el último informe ‘
Demografía del
aborto en España’, elaborado por el
Observatorio Demográfico
CEU, adscrito al
Centro de Estudios, Formación y Análisis Social (CEU-CEFAS), la propensión a abortar en España en caso de embarazo, con
altibajos temporales, no ha dejado de crecer desde la despenalización a
mediados de los años 80 y en 2022 alcanzó un nuevo máximo histórico. Es especialmente
alta en Asturias y Canarias -las regiones con menos hijos por mujer de España y
toda Europa-, así como en Cataluña. Por provincias, la tasa es más alta en
Santa Cruz de Tenerife, Asturias, Huelva y Barcelona. En relación con otros
países europeos, España está entre los más abortistas, superada
por Bulgaria, Francia o Suecia; además, en España ese indicador va al alza
mientras en el resto de Europa la tendencia es a la baja.
Aunque el número de abortos practicados en 2022 a
mujeres residentes en España (96.599) fue inferior a los registrados entre 2006
y 2013 (106.576 en ese último año, el mayor número absoluto de abortos de la
serie histórica), eso se debió a que entonces había más mujeres en edad fértil
que ahora, no a que se abortase más en caso de embarazo. En total, de 1987 a
2022, las estadísticas oficiales españolas registran un total acumulado de
2.761.616 abortos provocados. De ellos, 2.713.312 a mujeres residentes en nuestro
país.
El estudio destaca que las mujeres que abortan en
España lo hacen en media en torno a dos veces a lo largo de sus años fértiles.
Según las estadísticas, del 33% al 38% de los abortos en la última década han
sido practicados a mujeres que habían abortado con anterioridad. Entre el 22% y
el 25% de los casos se trataba del segundo aborto; entre el 7% y el 8%, del
tercero; y, entre el 2,5% y el 2,8%, del cuarto. Incluso hay de 700 a 800
abortos cada año en mujeres que ya habían abortado anteriormente 6 veces o más.
La gran mayoría de los abortos (67,2% en 2022) se da
en mujeres a partir de 25 años, pero las tasas de abortos por cien embarazos son
altísimas en mujeres más jóvenes (el 64% en mujeres menores de 20 años en 2022).
Además, cabe destacar que el 40% de las mujeres que abortan no emplean
habitualmente ningún método anticonceptivo. Otro fenómeno peculiar es que, si
bien una amplia mayoría de las mujeres que abortan se informan sobre la
cuestión en centros públicos de salud, luego abortan en centros privados. El
aborto en España es, en gran medida, un negocio privado prescrito desde la
sanidad pública. Asimismo, resulta muy llamativo que, si con la primera ley de
aborto (que lo autorizaba por malformaciones del feto, violación o alto riesgo
para la salud de la embarazada), en el 97% de los casos se alegaba como motivo
“grave riesgo para la salud o la vida de la madre”, desde la ley de plazos de
2010, ya solo se alega esto en el 5% - 7% de los casos.
Las tasas de abortos son más
altas entre la población inmigrante
Un
porcentaje muy alto de los abortos (entre el 35% y el 38% en los últimos diez
años) fue practicado a mujeres inmigrantes, si bien la propensión a abortar no
es homogénea entre las extranjeras de origen, y no en todas las comunidades
foráneas supera al de las españolas. En esta línea, la propensión a abortar es
especialmente alta entre las mujeres iberoamericanas y las subsaharianas. En
cambio, a las mujeres norteafricanas en España (en su inmensa mayoría,
marroquíes) se les practica el aborto en un porcentaje de embarazos apreciablemente
menor que a las españolas nativas, si bien su tasa de aborto por 1.000 mujeres
de 15 a 44 años es mayor, un contraste ligado a que tienen de media más del
doble de hijos por mujer que las españolas nativas.