El 70% de los padres ha aumentado la comunicación positiva con sus hijos durante el confinamiento. A pesar de tener más trabajo de forma telemática que de manera presencial, han encontrado mayor conciliación familiar y comprensión por parte de los compañeros y sus superiores. No obstante, uno de los cambios significativos que señalan los padres ha sido el trabajar muchas más horas durante el confinamiento, y principalmente de manera telemática, donde la sobrecarga laboral ha sido superior a los que lo han realizado de manera presencial o desde ambas.
Estas son algunas de las conclusiones que se despenden del estudio de actitudes y emociones en los padres, durante la fase de confinamiento por COVID-19 elaborado por un grupo de profesores de distintas áreas de la Universidad y profesionales externos de la salud.
Esta investigación, en la que han participado 1572 personas, de los cuales, la relación de hombres a mujeres ha sido alrededor de 1:5, tiene el objetivo de estudiar los distintos estados de ánimo, actitudes y emociones que pueden estar experimentando los padres durante el confinamiento, teniendo en cuenta las diferentes situaciones por las que pueden estar atravesando, en función de diferentes variables mediadoras tales como trabajo, salud, relación con los servicios esenciales o en función, incluso, del número de hijos y su edad.
Entre las distintas variables que se han estudiado, están si los padres han trabajado durante el confinamiento y su forma de llevarlo a cabo, la conciliación familiar, la convivencia, los sentimientos que han podido surgir, los hábitos de alimentación y sueño, la educación de los hijos, su estado de ánimo y su actitud de cara al futuro. Así mismo, se ha preguntado de manera abierta sobre los cambios significativos y aprendizajes que han tenido durante el confinamiento.
Estos resultados están relacionados con la convivencia, donde más de un 80% afirman haber tenido la sensación de no llegar a todo, pero que han cambiado sus prioridades, dando más valor a pasar tiempo con su pareja y sus hijos. En general, los cambios relativos a la convivencia han sido valorados como positivos. A pesar de resaltar que han tenido menos tiempo para pasar con los hijos, el tiempo dedicado ha sido de mejor calidad, aumentando la comunicación y el disfrute de las actividades realizadas de manera conjunta.
No ha habido cambios significativos respecto a su alimentación, sin embargo, el sueño se ha visto afectado durante el confinamiento. Han tenido dificultades para dormirse y han tenido despertares constantes durante la noche. Un porcentaje superior a un 70% de los encuestados, han manifestado no tener un sueño reparador. El trabajo ha sido una variable importante que ha mediado en los problemas del sueño, observando que los padres que han trabajado, en general, (telemática, presencial o ambas), durante el confinamiento, han tenido menos problemas de sueño y también menos cambios de humor, frente a aquellos que no han trabajado, a los cuales les ha afectado de manera más significativa el cambio de humor. Donde se han podido observar las mayores diferencias ha sido en el ámbito emocional, donde más de un 80% han experimentado cambios de ánimo, destacando entre éstos, la emoción de tristeza, seguido de la ira y el miedo. La frustración también ha sido un sentimiento muy experimentado.
Con respecto a la correcta educación de los niños, las mujeres se sienten más culpables de dejar a los niños con aparatos tecnológicos (tablet, videoconsola o tv), mientras desempeñan su labor profesional de manera telemática. Sin embargo, en general, un alto porcentaje de los padres que han trabajado durante el confinamiento, han valorado como una solución positiva el hacer uso de las videoconferencias con familiares o amigos, mientras ellos realizaban su trabajo. Por otro lado, más de un 85% señala que está preocupado por su futuro y por el de su familia, principalmente, por conciliar la incorporación al trabajo con el cuidado de los hijos, siendo superior esta preocupación en las mujeres.
El cambio que más les ha marcado durante el confinamiento son, en primer lugar, las emociones negativas (ansiedad, tristeza, apatía, inquietud, o desasosiego entre otros). En segundo lugar, han destacado las dificultades de autocuidado y desarrollo personal. En tercer lugar, se observa un primer cambio en positivo, relacionado con el progreso personal en relación principalmente, con cambios en prioridades personales, tales como disfrute del tiempo o seguridad en sí mismo. Los valores personales y la conciencia de las cosas importantes es el cambio que más han destacado los participantes.
Por otro lado, el aprendizaje más significativo ha sido, la valoración por encima de todo, del núcleo familiar, de manera clara, la familia es lo primero. Y en cuanto a actitudes, la capacidad de mantener la calma, la resiliencia y la flexibilidad ante las adversidades que han podido surgir. Por otro lado, hay que destacar el aprendizaje de determinadas aptitudes relacionadas, fundamentalmente, con hobbies como cocinar u otras, por necesidad, como el uso de las nuevas tecnologías.
Asimismo, los padres han valorado de manera positiva el poder establecer un cuadrante de actividades y rutinas que podrían haber mejorado su convivencia familiar, pues más del 60% señala que ha tenido dificultades para conseguir llevar a cabo ciertas rutinas. Esta situación ha puesto de relieve los valores personales, la importancia de la familia y ha generado un cambio de prioridades.
La investigadora principal de este estudio es la profesora de Psicología de la Universidad Ana Jiménez-Perianes. Forman parte del grupo investigador los profesores de la Universidad José Miguel Cárdenas y Mª Paz Lorenzo, la psicóloga Diana González Cano, y el pediatra de HM Hospitales, Alejandro López Escobar.