El Grupo de Biotecnología de la interacción Planta-Microbioma de la Universidad ha puesto en marcha el proyecto AQUAPMBs, que pretende potenciar los sistemas de adaptación y defensa naturales de las plantas frente a la sequía, aislando metabolitos bacterianos procedentes del microbioma vegetal; productos biológicos respetuosos con el medio ambiente, de amplio espectro, que se ensayarán sobre olivo y fresa, dos cultivos de gran impacto socioeconómico en España.
Este proyecto liderado por Javier Gutiérrez Mañero, catedrático de Fisiología Vegetal de la CEU USP, será desarrollado por los investigadores de la Universidad, en colaboración con la empresa de fondo biotecnológico BIOBAB R&D, con fondos del Centro de Transferencia de Tecnología Industrial (CdTI), del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades.
El cambio climático está incrementando la incidencia de condiciones adversas debidas sobre todo a estrés por sequía y la salinidad. Según la FAO, se estima que el 50% de las tierras cultivables estarán afectadas por estos tipos de estrés en el 2050. Se ha demostrado que, al igual que nuestro microbioma intestinal es fundamental para protegernos de enfermedades y mantener nuestro equilibrio hormonal, el microbioma vegetal es fundamental para que las plantas se adapten a situaciones ambientales adversas que limitan seriamente su crecimiento y producción.
La superficie regada en España supone un 14% de la Superficie Agraria Útil. Pese a ser un porcentaje pequeño, contribuye en algo más de 50% a la Producción Final Vegetal, en un 2,4 % al Producto Interior Bruto del país y emplea a un 4 % de su población ocupada.
Como precisa Gutiérrez Mañero, se trata de “potenciar los sistemas fisiológicos naturales de las plantas para adaptarse a un déficit hídrico por falta de agua, utilizando determinadas bacterias específicas que ya poseen para ponerlas en marcha”. Estos productos tendrán aplicación no sólo en cultivos intensivos de regadío, donde permitirán disminuir el consumo de agua; sino que serán aplicable a cultivos de secano, y a zonas de baja producción por ser suelos salinos. Podrán emplearse tanto en España como en el extranjero y contarán con la ‘Marca España’ ya que se generan en una PYME española, BIOBAB R&D, dentro del ámbito de la biotecnología agroalimentaria.
La salinidad y sequía son dos caras de un mismo problema que se resumen en la baja disponibilidad de agua para la planta. Las plantas se han enfrentado a la falta de agua desde que colonizaron la tierra y, por lo tanto, disponen de sistemas fisiológicos para adaptarse a esos cambios para sobrevivir. “Se trata de utilizar las sustancias beneficiosas producidas por el microbioma de las plantas como una vacuna estimulante de sus mecanismos y defensas para la adaptación a las condiciones de salinidad y sequía”, precisa el catedrático de la CEU USP.