En épocas excepcionales como la que estamos atravesando es cuando se pone a prueba la madurez de una sociedad. En este sentido, Ignacio Blanco, profesor de Periodismo, advierte sobre la proliferación de noticias falsas, que están “atacando a nuestras democracias con una virulencia alarmante”. Señala además que “muchos conciudadanos -a veces por falta de pensamiento crítico, cuando no por una actitud infantil e ingenua- son colaboradores necesarios en la propagación de mensajes malintencionados que provocan odio, miedo, confusión e insolidaridad.
Así, señala que “como ciudadanos adultos y responsables debemos exigir noticias comprobadas y auténticas, pues solo la información veraz garantiza la libertad de las personas”. En este sentido considera “una obligación ética combatir a las fake news interrumpiendo la cadena de transmisión, cada uno desde la posición social que ocupe”.
Como recuerda el profesor de periodismo, las fake news se propagan 10 veces más que las noticias verdaderas, pero una vez desmentidas no desaparecen, sino que perviven en las redes sociales gracias a la transmisión irresponsable de los ciudadanos.
¿Cómo reconocer una fake news? Estas son algunas precauciones que, con carácter general, pueden ayudarnos a no caer en el engaño:
1. Si la noticia produce indignación, alarma o estupefacción, lo más probable es que sea falsa.
Las fake news suelen contener una carga emocional que provoca una reacción espontánea en el lector. La indignación es el motor que propaga la mentira. Por eso buscan lectores ideologizados, usuarios dispuestos a difundir una mentira aunque no se la crean, siempre que perjudique al bando contrario.
2. Si los medios de comunicación de referencia no están hablando de esa noticia, lo más probable es que sea falsa.
Todos los medios luchan por acaparar la atención del público; nadie más interesados que ellos en dar una noticia impactante. Por lo tanto, si los medios de referencia no están hablando de una noticia difundida por un canal secundario o una fuente desconocida, lo más seguro es que estemos siendo víctimas de una fake news.
3. Si la noticia contiene faltas de ortografía, expresiones inadecuadas o rasgos impropios de la redacción periodística, lo más probable es que sea falsa.
Existen unos estándares de calidad informativa que los medios profesionales conocen y aplican al tratamiento de las noticias... Nombres propios mal escritos, cargos equivocados, instituciones mal citadas, etc., son rasgos frecuentes de las fake news.
4. Si la noticia es una exclusiva cuya difusión produce un claro perjuicio a una persona física o jurídica, o su propagación produce un evidente beneficio económico al promotor, lo más probable es que se trate de una noticia falsa.
El flujo informativo en las democracias liberales es tremendamente previsible, porque responde a una agenda dominada por agentes sociales conocidos: la clase política, los poderes económicos, los periodistas, los medios de comunicación dominantes, etc. Las exclusivas suelen emanar de esos ámbitos de poder, lo que nos debería llevar a ser prudentes respecto a las noticias bomba procedentes de fuentes irrelevantes que llegan a nuestras pantallas a través de las redes sociales.
En este sentido, el profesor Blanco subraya “que no podemos contribuir a la propagación de mentiras interesadas. Es un asunto de responsabilidad individual y de salud colectiva”.
Para finalizar, añade que “del mismo modo que al COVID-19 lo vamos a vencer entre todos quedándonos en casa, la pandemia de las noticias falsas la podemos contener si individualmente nos negamos a propagarlas y evitamos infectar el espacio público con el virus de la mentira”.