Según el último informe
‘El divorcio en España’, elaborado por
el Observatorio
Demográfico CEU, adscrito al Centro de Estudios, Formación y Análisis Social
(CEU-CEFAS), algo más
del 50% de los matrimonios se acaban separando en España. El cociente entre
rupturas conyugales (divorcios + separaciones + nulidades) y bodas ha superado el
60% en España en 13 de los últimos 18 años, con un máximo
extraordinario del 88,6% en 2020, por el desplome anormal de las bodas en el
primer año de la pandemia de covid-19.
Como
recoge el informe, la tendencia en los últimos años se ha estabilizado,
posiblemente por haber cada vez menos matrimonios en España, por el desplome de
la nupcialidad. En 2022, el indicador de “fragilidad matrimonial” (número de
divorcios por cada cien bodas) fue del 47,3%, el menor en más de 20 años, si
bien ese mínimo se debería a la anomalía en bodas y divorcios 2020-2022 ligada
a la pandemia.
La tasa de ruptura familiar en
matrimonios de personas en edades de tener y criar hijos -en las que el divorcio
genera más daño social- es muy preocupante. Un tercio holgado se separa antes
de los 20 años de casados; uno de cada cinco, en los primeros diez años; y uno
de cada ocho lo hace en los primeros siete años. La franja de
edad en que es más probable divorciarse va de los 40 a
los 49 años, en ambos sexos (en torno al 40% de todos los divorcios), seguida
de la de 50 a 59 años. En 2022 el 42,2% de los varones y el 33,2% de las
mujeres tenían 50 años o más en el momento de divorciarse. En las mujeres, el
segmento de las menores de 40 años concentró de media el 33,1% de los divorcios
en el periodo 2013-2021, tasa que en 2022 descendió al 26,1%.
Un grave problema social con daños económicos, afectivos y formativo-educativos
La desestructuración familiar por alta
divorcialidad provoca empobrecimiento económico, y perjuicios afectivos y formativos a
los hijos, así como innumerables traslados del domicilio de la madre al del
padre, y viceversa. Si el matrimonio se separa con hijos no emancipados, estos
sufrirán empobrecimiento material (sus padres necesitan ahora dos hogares y
duplicar los gastos fijos asociados) y también afectivo y educativo. Según
datos oficiales de EEUU, el divorcio incrementa muy significativamente en niños
y adolescentes el riesgo de necesitar tratamiento médico por problemas de salud
mental o emocional. Asimismo, el divorcio provoca mucho sufrimiento en
adultos afectados, en particular en el
cónyuge que no desee el divorcio -si lo hay-, como tantos
progenitores -generalmente varones- que pasan a ver
mucho menos a sus hijos tras la ruptura. Al menos 1,5 millones
de divorciados o separados en España desde 1981 no querían la ruptura conyugal,
llevada a cabo solo por deseo del otro cónyuge.
En los últimos 15 años, y especialmente
en la última década, la custodia compartida de
los hijos menores tras el divorcio está aumentando de manera rápida, y va
camino de ser la opción mayoritaria. Ha pasado de darse en torno al 10% de los
divorcios con hijos producidos en 2008 al 43% en 2021.
La duración del
procedimiento legal de divorcio depende sobre todo de si hay
mutuo acuerdo entre los cónyuges, o si hay proceso contencioso. En el primer
caso, el procedimiento de divorcio, en el período 2015-2019, se sustanció en
menos de tres meses en el 66% de los casos, el 88% en menos de 5 meses y el 97%
en menos de 11. En los divorcios contenciosos, las cosas fueron mucho más
lentas: 5% en menos de 3 meses, 31% en menos de 5 meses, 74% en menos de 11. En
el 26% de los casos hicieron falta más de 11 meses, cosa que solo ocurrió en el
3% de los casos de mutuo acuerdo.
En el periodo 2013-2022, en el 75% de los
divorcios, la demanda se resolvió de mutuo acuerdo. En los de tipo contencioso
(más de 200.000 en ese período), las mujeres solicitaron el divorcio en el
doble de casos que los maridos. Sólo en 1% de los divorcios contenciosos fueron
ambos cónyuges quienes lo solicitaron con la correspondiente demanda.
Hogares monoparentales e hijos que viven sin algún progenitor
Como resultado de la alta tasa de ruptura
de matrimonios y parejas de hecho, la baja nupcialidad y el incremento del
número de bebés de los que no consta padre, la monoparentalidad en
España representa un porcentaje muy apreciable y creciente de los hogares con
hijos, y de los hijos no emancipados del hogar familiar. En 2001, los hogares
monoparentales eran el 12,5% del total de hogares con hijos menores de 25 años.
En 2011 eran el 17,4%. En 2020, el 20,1%. En esos hogares viven en torno a 1,5
millones de menores de 25 años, que en un 80% de los casos convivían con su
madre.
En el análisis de microdatos de nacimientos del INE
de 2022 para realizar este estudio se ha determinado que más del 10% de los bebés nacidos en España no vivirán con su
padre desde el propio alumbramiento, bien porque no consta padre, o sí lo hay,
pero vive en un municipio distinto al de la madre al nacer su hijo, o reside en
una provincia distinta. En muchos casos, esto se debe a una ruptura de la
pareja entre la concepción y el nacimiento.
La desestructuración familiar sale muy cara, empezando por la
necesidad de más viviendas para una misma población
Fruto de esta
desestructuración familiar, ahora hacen falta unos tres millones más de
viviendas que las necesarias con las pautas familiares de hace 50 años. En 1970,
en España había unos 19 millones de adultos emancipados del hogar paterno, que
vivían en 8,9 millones de viviendas familiares (la inmensa mayoría, con hijos),
esto es, 2,15 adultos emancipados por hogar de media. Con ellos vivían 14,7
millones de personas más, en su inmensa mayoría hijos menores de edad no
emancipados (12,7 millones de ellos eran menores de 21 años). A comienzos de
2021, con una edad media a la emancipación de los españoles de 30 años (5 años
más que en 1970), unos 33 millones de adultos emancipados vivían en 18,5
millones de viviendas, con una media de 1,78 por hogar. Con ellos vivían 14
millones de personas, de los que unos 9,6 millones eran menores de 21 años. Con
la media de adultos emancipados por hogar de 1970, en 2021 habrían hecho falta
15 millones de viviendas y no 18,2 millones.