Aunque ya hay cerca de dos millares de “criptomonedas” (más correctamente criptoactivos), con millones de usuarios en todo el planeta, el anuncio formal y la publicación, el martes 18 de junio, por parte del consorcio capitaneado por Facebook, del denominado ‘White paper’ o documento explicativo sobre el lanzamiento de LIBRA en el primer trimestre de 2019 representa un salto de gigante en la popularización de la tecnología Blockchain en la que se fundamenta esta “moneda” independiente de los Estados y que podrá utilizarse como medio de pago entre los usuarios de la red social, que cuenta con un volumen de usuarios que supera a la cuarta parte de los habitantes de la Tierra.
Si Bitcoin, nacida en 2008, ha alcanzado popularidad mundial, no exenta de controversia por su alta volatilidad y por el cambio de paradigma que ha supuesto, al estar libre de los dictados de los gobiernos; sin duda LIBRA supone un definitivo espaldarazo al desarrollo de un sistema monetario virtual, global y paralelo, que se mueve en una dimensión ajena a la soberanía de los Estados, configurando un innovador, fascinante y también inquietante “inicio” de un sistema monetario alternativo.
LIBRA funcionará con la innovadora tecnología de encriptación electrónica de “cadenas de bloques” (blockchain) que se configura como un sistema distribuido o descentralizado. El documento publicado indica la creación de la LIBRA Association como órgano de gobernanza de la red, en la que se unen compañías como Mastercard, Visa, PayPal, PayU, Stripe, eBay, Facebook (a través de la compañía Calibra creada para este fin), Lyft, Spotify, Uber, Vodafone Group, Coinbase, Union Square Ventures y organizaciones sin ánimo de lucro. Esta asociación aspira a tener 100 miembros en 2020 y se anima a la incorporación de la mayor diversidad posible de organizaciones, incluyendo universidades.
De momento funcionará como una Blockchain “permisionada” quedando los nodos a cargo de estas compañías; si bien, contempla una futura “apertura” de la red (por cierto, basada en código abierto) y Facebook promete retirarse del liderazgo inicial para ser un miembro más cuando el sistema esté en funcionamiento estable.
Un elemento especialmente significativo que diferencia a LIBRA de otras como Bitcoin, es que estará respaldada por activos financieros sin riesgo (depósitos bancarios y renta fija a corto plazo) para reducir su volatilidad y mantener su valor en una senda relativamente estable.
Las criptomonedas introducen novedades en la teoría del dinero, al tiempo que se erigen como símbolo del empoderamiento financiero de sus usuarios y simbolizan cierta reivindicación de la democratización financiera. Es lógico que las autoridades monetarias miren con recelo la entrada en escena de nuevas monedas que arañen el “oligopolio” monetario y que además se utilizan en la economía sumergida por razón de su anonimidad, reemplazando los perseguidos pagos en efectivo de cierta cuantía, por ello son ya varios los bancos centrales que están trabajando en el posible desarrollo de criptodivisas oficiales.
Sin duda alguna, algo está cambiando en la economía y en la sociedad. Ese progresivo empoderamiento del ciudadano y el desarrollo de la economía colaborativa son posibles gracias a una convergencia tecnológica, de carácter exponencial y sin precedentes (Internet, redes sociales, inteligencia artificial, Internet de las Cosas, Big Data, cadenas de bloques…) que se ha sumado a la globalización económica iniciada tiempo atrás.
Desde este posible escenario, la “disrupción cripto-monetaria” introduce nuevos parámetros imprevistos que no deberían ser ingenuamente combatidos, sino asimilados, por parte de las autoridades o regulando sólo lo que sea esencial de las existentes. Las restricciones y prohibiciones pueden ser efectivas como maniobras tácticas para ganar tiempo frente a la amenaza de una disrupción cripto-monetaria que se puede frenar, pero no eliminar, aunque sí se puede encauzar si se actúa inteligentemente.