Con motivo del centenario galdosiano, numerosos expertos han querido rendir homenaje a la figura del escritor español, que con su más de un centenar de obras sigue teniendo mucho que decir al lector actual. La profesora titular de literatura española, M.ª Ángeles Varela, subraya que Galdós “no es solo un novelista decimonónico, cronista fotográfico sin imaginación ni creatividad. Para muchos especialistas, supera a Dickens o Tolstoi por su más amplia visión de la realidad, por su humanidad, por su humor y su genial juego de narradores”. Y es que, explica Varela, “las obras más descargadas del mes de marzo en nuestros dispositivos de última generación son las de Galdós”.
La profesora Varela es autora de varios libros académicos sobre Benito Pérez Galdós y de decenas de artículos críticos sobre sus novelas, sus obras teatrales, su labor periodística y sobre su ideología política. A su juicio, el autor canario, “no es solo un escritor realista; además de ser el gran retratista de las costumbres y modo de vida de los españoles del siglo XIX, fue un gran experimentador, innovador narrativo y dramático, autor de obras que escapan de ese limitado mundo decimonónico”.
Galdós fue el pionero del esperpento de Valle-Inclán; el primero en definir el noventaiochismo; regeneracionista desde sus escritos adolescentes; un moderno cronista de la intrahistoria española antes de que Unamuno formulase la idea; fantástico cuentista de imaginativas creaciones; anticipador de la después denominada novela espiritual; profundo conocedor de la filosofía que desdeñaba la ostentación erudita. A esa labor como novelista, hemos de sumar la de profuso periodista, dramaturgo de éxito e historiador popular, quien también fue moderno editor de sus obras, pintor premiado y caricaturista amable, político, pianista aficionado y crítico musical.
Un hombre liberal
Aunque se repite con frecuencia que Galdós era republicano, en realidad, fue toda su vida un liberal. “Ese posicionamiento moderado es el que, en general, reconocemos en sus obras”, explica Varela.
Fue diputado en cuatro ocasiones. Primero fue representante liberal del partido de Sagasta (1886-1890). Luego, dos veces seguidas, fue miembro de la coalición de varios partidos denominada Conjunción Republicano-Socialista, a la que se unió como independiente (1907-1914). En esta coalición estaba integrado el Bloque Reformista, que en otoño de 1913 decidió abandonar el grupo y con el que Galdós se fue para ser nuevamente diputado (1914-1916). Este Partido Reformista era la alternativa al Partido Liberal oficial, próximo a la monarquía. En las últimas elecciones en las que participó, lo hizo compitiendo contra los candidatos del partido liberal, del republicano y del socialista, a los que se impuso.
Un hombre religioso
Otra idea generalizada es que era un fanático anticlerical. La profesora Varela explica que criticó la utilización política de la religión y las ambiciones no espirituales de algunos miembros del clero. “Lo hizo precisamente como hombre que se confesó religioso durante toda su vida”, subraya.
Su posición a este respecto vuelve a ser la del hombre moderado. “Suele juzgarse ‘Doña Perfecta’ como la crítica a los abusos de los conservadores que usan la religión para oprimir, pero no podemos olvidar que la novela fue escrita después de ‘El audaz’, que es precisamente lo que su subtítulo indica: la Historia de un radical liberal de antaño”. En esta obra se retratan los excesos del liberalismo anticlerical. Se sigue teniendo Electra como su obra teatral más representativa y su contenido como anticlerical, “cuando el escritor no concibió la obra con esa idea y subrayó cuáles eran los límites de lo criticado, que en nada, decía, tocaban el dogma”. Su posición a este respecto está más definida en sus novelas espirituales: ‘Misericordia’, ‘Halma’ o ‘Nazarín’.