No era el Erasmus que esperaban. El 20 de febrero comenzó la invasión en Ucrania y Ana, Carmen, Victoria y Georgina, alumnas de la universidad que están cursando una movilidad Erasmus en Polonia, Hungría y República Checa, no dudaron en cambiar sus planes de ocio por ayudar a los demás.
De una manera no desea, no sólo aprovechan este intercambio para proseguir sus estudios, visitar esos países y disfrutar de unas experiencias únicas, sino también para cooperar y ayudar a los que más lo necesitan.
Es el caso de Ana Vázquez Casuso, estudiante de Erasmus en Wroclaw University of Science and Technology (WUST), en Wroclaw. Ha relatado que a finales de febrero de este año, todos sus compañeros presenciaron cómo la torre T16 de la residencia de su Universidad se convirtió en un asilo temporal para refugiados. Así comenzó la ayuda de este grupo de amigos, que se distribuyen cada mañana para limpiar e ir a jugar y entretener a los niños que llegan. Al mismo tiempo han habilitado un almacén donde llegan camiones con cajas llenas de donativos, principalmente comida y ropa.
Vázquez ha explicado cómo: "al cabo de un tiempo vimos que el movimiento de gente era tal, que pensamos que no bastaba con lo que hacíamos. Así que el 4 de marzo empezamos una colecta de donativos económicos. El 7 de marzo ya habíamos recaudado más de 5.500 €. Este dinero fue destinado a la compra de material básico para la T16, y al almacén como almohadas, sábanas, pañales, material escolar... lo que detectamos que no llegaba en los envíos de donativos materiales".
La ayuda de Ana y sus amigos se canaliza a través del grupo de cooperación 'Ayuda en Wroclaw' que ha sido acogido por la Asociación Trabe y también colabora en otros proyectos de la Asociación L'arche, "Convoys" y trailers, y en campamentos de mujeres. A través de sus redes sociales (@ayudaenwroclaw), comparten todo su trabajo, en qué materiales gastan el dinero donado, qué nuevos proyectos empiezan y cómo evolucionan.
También en Polonia se encuentra la alumna Carmen Pozo del Castillo, que desde la ciudad de Lodz ha decidido realizar con sus compañeros una serie de voluntariados. A pesar de que no hablan polaco ni ucraniano, han podido colaborar recogiendo alimentos, ropa, juguetes y artículos de primera necesidad, como pañales. Después, los clasifican, los meten en cajas y los cargan en camiones, para que se puedan distribuir.
De igual modo, comenta que, en su residencia, donde cursa tercer curso de Ingeniería Biomédica, se ha acogido a muchas familias de ucranianos. Como hay muchos niños pequeños, de vez en cuando van a una sala común para jugar con ellos y tratar que, de ese modo, puedan olvidar un poco la situación que se está viviendo en su país.
Desde Republica Checa, Georgina Varela, estudiante de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales, que se encuentra en la Universidad de Finance and Administration Prague, ha podido aportar su granito de arena ante la tremenda situación que Ucrania está sufriendo. Todo comenzó cuando los padres de un compañero de residencia se fueron con otros voluntarios en coche para poder traer ucranianos y acogerlos en España. Ella no podía ocupar plazas en los vehículos, pero sí organizó, junto con sus compañeros, una compra grande de comida para poderles atender en Praga, en su parada de camino a España.
Desde Hungría, ha colaborado de una manera muy parecida Victoria Echaide, alumna de Farmacia y Nutrición Humana y Dietética que cursa el programa Erasmus en la universidad húngara de Semmelweis. Estaban llegando a Budapest muchos ciudadanos ucranianos que huían de sus casas. El gobierno húngaro ofreció alojamientos e instaló puntos de recogida de alimentos. Por ese motivo, ellos comenzaron a recaudar dinero para ayudarlos. Reconoce que "ha sido una experiencia increíble y muy gratificante ver a todas esas personas irse con una sonrisa por haberles hecho este proceso un poquito más fácil".