A partir de un creciente intercambio
económico, y ante la falta de una política clara para Iberoamérica por parte de
los Estados Unidos, España y el resto de Europa, China está aumentando su
influencia política y cultural en la región, convirtiéndose en un modelo de referencia
alternativo al occidental en un mundo cada vez más contingente. Por este motivo
y ante el retroceso del viejo continente y el país norteamericano en sus
posiciones históricas como socios principales de la comunidad iberoamericana, desde
el Centro de Estudios, Formación y Análisis
Social (CEU-CEFAS) se ha publicado el Informe ‘La Influencia
de China en Iberoamérica’.
El
gran desarrollo económico chino de los últimos 25 años ha hecho de la potencia
asiática un gran consumidor de materias primas procedentes, en gran medida, de
Iberoamérica. Estados Unidos y Europa han retrocedido en sus posiciones
históricas como socios principales de la comunidad iberoamericana, facilitando
que la gran dependencia económica de la región con respecto a China se
convierta en un vector de influencia política y
social.
Desde
comienzos de siglo, la dependencia china de las importaciones iberoamericanas
es muy elevada. La disponibilidad de recursos
naturales ha sido clave para el acelerado desarrollo económico de China,
ya que no cuenta con suficientes materias primas en su propio territorio para
sostener su tamaño demográfico y económico. Para
asegurar el acceso a las materias primas, el gobierno chino ha tomado el
control de parte de las cadenas de suministro iberoamericanas, adquiriendo
derechos de extracción y empresas de comercialización de productos agrícolas en
los países productores.
Según
los datos recabados por este estudio, la adquisición de soja
(74%), cobre (68%), carne (43%), hierro (22%) y petróleo (10%) de Iberoamérica
han protagonizado el incremento de influencia
económica de China en la región. Los productos agrícolas y extractivos
(minería y petróleo) lideran las exportaciones iberoamericanas; el país asiático
recibe el 14% de todas las exportaciones de bienes iberoamericanos, acaparando
el 34% de los recursos extractivos y el 20% de los bienes agrícolas exportados
por la región, siguiendo una evolución creciente desde las dos últimas décadas.
Actualmente,
con 430.000 millones de dólares de intercambio, China ha superado a la Unión
Europea como el segundo mayor socio comercial de los estados iberoamericanos,
después de los Estados Unidos, y es el mayor
acreedor soberano de la región y la principal fuente de financiación para
algunos gobiernos como Venezuela, Ecuador o Argentina, mediante
préstamos repagados o garantizados con materias primas.
China, el
inversor con más cuota en los últimos años
A
partir de 2008, la política exterior de China ha buscado sumar, a la
preponderancia económica, un mayor fortalecimiento político y cultural en la
región. Así, China ha evolucionado de una situación de “política fría y
economía caliente” a otra de “política y economía calientes” con respecto a
Iberoamérica. Además de haber firmado asociaciones estratégicas con los
principales gobiernos iberoamericanos.
A
diferencia de las instituciones financieras occidentales, Pekín no incorpora
grandes exigencias financieras, democráticas o medioambientales a sus préstamos,
llegando a incluir, en algunos casos, cláusulas de alineamiento político o
tecnológico por parte de los países iberoamericanos con China. Aunque la
inversión directa de los Estados Unidos y la Unión Europea en empresas y nuevos
proyectos iberoamericanos es aún superior a la china, el gigante asiático ha
incrementado en mayor medida que el resto su inversión directa en la última
década, destinando el equivalente al 3% del PIB regional para sustituir a los occidentales en el control de
activos estratégicos como eléctricas, puertos e infraestructuras básicas.
Como
complemento a la financiación estatal, a raíz de la incorporación de la región
a la ‘Iniciativa de la Franja y de la Ruta’, los cinco grandes bancos
comerciales chinos, controlados por el gobierno, firmaron 62 contratos de préstamo con deudores iberoamericanos,
fundamentalmente argentinos y brasileños, para la financiación de proyectos de
infraestructura energética y de transporte, destacando los puertos y los
proyectos ferroviarios.
Aunque
el total de inversión extranjera directa en Iberoamérica (172.000 millones de
dólares) de 2000 a 2021 apenas
representa el 6% del total recibido por la región en dicho período, China es el
inversor que más cuota ha ganado en los últimos años. El principal beneficiario
de la inversión directa por parte de China en este periodo ha sido Brasil (35%), seguido de Perú (17%), Chile (12%), México
(10%) y Argentina (9%). Las infraestructuras
energéticas (75% del total) y de transporte (21%) concentraron la mayor
parte de la financiación que benefició, principalmente, a Venezuela (50% del total), Brasil (24%), Ecuador (14%) y Argentina
(13%). Hoy, según datos de los bancos centrales y del Banco Mundial, las deudas externas de Venezuela y Ecuador con China
superan el 5% de su PIB.
Estas
contribuciones de dinero chino al desarrollo de la región han beneficiado
también a empresas del país asiático, encargadas en múltiples ocasiones de
llevar a cabo la construcción de las infraestructuras. En total, los cinco
principales contratistas chinos, todos ellos de accionariado estatal, han
realizado encargos por un importe que supera el 50% del total de fondos
aportados por la financiación bilateral para el desarrollo de los proyectos.
A
lo largo de esta presentación también se han abordado otros aspectos recogidos
en el informe, como la situación de los inmigrantes asiáticos en Iberoamérica,
la influencia cultural china en la región a través de la expansión de la red de
Institutos Confucio, los medios de comunicación y los periodistas, la
cooperación científico-tecnológica o la percepción de China en el
exterior.
Este
primer estudio del think tank de la Fundación
Universitaria San Pablo CEU presenta los retos de la nueva
configuración estratégica e invita a una reflexión sobre el papel que las
potencias occidentales quieren jugar en una región con la que compartimos
historia, cultura, idioma y vínculos que van más allá de las relaciones
comerciales.
El Centro de Estudios, Formación y Análisis Social (CEU-CEFAS)
de la Fundación Universitaria San Pablo CEU, puesto en marcha en
2021, tiene por objetivo formar a ciudadanos libres y responsables, en el marco
de los principios conservadores y cristianos, para liderar un proceso de
regeneración nacional y social basado en el humanismo y la dignidad de la
persona.