Se
trata de una elegante arqueta de madera noble de veintitrés centímetros
coronada con la cruz de la Orden de Santiago -a la que perteneció Calderón-, y
con unas inscripciones laterales prácticamente ilegibles que aluden al primer
traslado de los restos. Desde hace dos años, un grupo multidisciplinar de
investigadores, encabezados por el profesor de la CEU USP, Pablo Sánchez Garrido, busca los restos de Calderón de la Barca. Un amplio
proyecto de investigación con dos vertientes principales: una,
histórico-humanística y otra, tecnológica. En el plano histórico de esta
investigación, fuera de la iglesia en la que desde el pasado mes se están
buscando los restos, se ha producido un interesante hallazgo histórico: la
arqueta con la llave que abre el arca funeraria de Calderón.
Según el director de la investigación, esta arqueta le fue
entregada a la familia Calderón de la Barca durante alguno de los solemnes
actos de exhumación y traslado de los restos. Los datos de la investigación
indican que probablemente se hizo para el primero de los seis traslados, en
1841. Realizada con los mismos materiales que la urna que se está buscado, de
madera y bronce, en un lateral, unas inscripciones prácticamente ilegibles
aluden al primer traslado de los restos. Su propietaria es la actual condesa
del Asalto, doña Teresa Morenés y Urquijo, que amablemente la ha prestado al
equipo científico de la CEU USP para su investigación, en el curso de cuyo
análisis se descifrará por completo la inscripción lateral recurriendo a luz
ultravioleta.
En varias de las exhumaciones
de los restos de Calderón estuvo presente un Conde del Asalto, como
representante oficial de los descendientes del insigne escritor. La existencia
de este cofre con la llave del s. XIX le constaba al director del proyecto. Sin
embargo, el cofre y la llave le habían sido robados a la familia durante la
Guerra Civil. Asimismo, constaba su reclamación por parte de la familia en 1939
al Servicio de Defensa del Patrimonio Histórico. Pero hasta ahora nunca se
había dado a conocer su fotografía, ni existía documentación gráfica de la
urna, ni de la llave.
Además, también ha aparecido
un nuevo retrato de Calderón de la Barca, cuya auténtica efigie viene siendo
objeto de debate científico desde hace un siglo. El director de la
investigación, Sánchez Garrido, ha señalado que el cuadro está aún en proceso
de identificación y datación. El retrato, hasta ahora desconocido para la
crítica calderoniana, es asimismo propiedad de los descendientes de Calderón.
Fue igualmente robado durante la Guerra Civil y reintegrado a sus propietarios
en 1939, junto con la urna.
Por su parte, la fase
tecnológica del proyecto de búsqueda de los restos de Calderón emprendido por
la Universidad CEU San Pablo sigue avanzando. Desde el inicio de esta fase el
pasado 17 de diciembre, se ha rastreado una buena parte de las paredes de la
madrileña iglesia de Ntra. Sra. de los Dolores -primera zona de búsqueda-. Los
trabajos han detectado algunos puntos significativos que requerirán la
posterior intervención del equipo arqueológico para su apertura y comprobación.
En la actualidad aún se está procesando parte del material que ha aportado la
búsqueda con georradar realizada por Luis Avial Sin embargo, la investigación
tecnológica se ha visto paralizada tanto por el temporal Filomena como el
COVID-19, que aplaza el acceso a determinadas zonas de la iglesia comunes a una
residencia de ancianos y a la Congregación de San Pedro, propietaria del
inmueble.