La Universidad CEU San Pablo ha acogido, durante dos días, el Congreso Internacional ‘Cien años de la Revolución Rusa’, organizado por el Instituto de Estudios Históricos de la citada Universidad y el Instituto de Estudios Europeos de la Universidad de Valladolid, en colaboración con el Real Instituto Elcano y La Esfera de los Libros.
El Congreso se ha estructurado en cuatro bloques temáticos, el último de los cuales se ha centrado en ‘La imagen de la Revolución’. En su intervención, el director artístico del Museo Thyssen-Bornemisza, Guillermo Solana Díez, ha expuesto “la trama de mentiras que ha constituido la recepción de las vanguardias rusas en Occidente” por medio de expresiones artísticas.
Haciendo alusión a la obra histórica ‘The Great Experiment: Russian Art’ de la autora Camilla Gray, que se detenía en el momento histórico en el que la vanguardia se bolchevizaba, ha aislado la influencia rusa en la izquierda de los años 60, resumiéndola así en una doble polarización entre la vanguardia y la adhesión a nuevos estereotipos por una parte, y entre el leninismo y el estalinismo por otra.
De esta forma y mediante la superposición de los mencionados fenómenos, surge el mito de la vanguardia rusa como significado del bien y del progreso.
Pese a la apertura cultural llevada a cabo en las décadas de los 80-90 en la que se intentaba mostrar la verdadera cara de las vanguardias rusas sin connotaciones necesariamente políticas, Solana ha advertido de la negativa de Occidente a reconsiderar antiguos prejuicios.
Tras la ponencia de Solana, se han desarrollado algunas comunicaciones que analizaban la visión del comunismo a través del cine, la imagen de la Revolución a través de los carteles de la ROSTA (agencia telegráfica rusa), así como la historia personal de una familia de exiliados.
El Congreso ha contado también con otro impresionante testimonio narrado en primera persona: la autora china Jung Chang cuyas biografías ‘Cisnes Salvajes’ y ‘Mao, la Historia Desconocida’ son éxitos editoriales, ha relatado las representaciones cotidianas del miedo que respiraron tanto su abuela y su madre como ella misma en la China, bajo el poder de Mao.
En su ponencia, ha ilustrado mediante acontecimientos de su propia vida la dureza con la que Mao controló a la población, principalmente por medio de la privación de la educación, llegando a asegurar que “ser un escritor era el peor crimen que se podía cometer”.
El rector de la Universidad, Antonio Calvo, ha clausurado este congreso que ha contado también con la participación del doctor en historia y autor de la obra ‘El libro negro del comunismo. Crímenes, terror y represión (1997)’ Stephane Courtois; la investigadora principal del Real Instituto Elcano Mira Milosevich-Juaristi; y del embajador de la Federación de Rusia en España, Yuri Korchagin, entre otros.
En el marco del Congreso Internacional, se han organizado tres exposiciones que permanecen abiertas en la Universidad CEU San Pablo (Julián Romea, 23). En una se muestran las portadas de prensa española que recogen los principales acontecimientos de la revolución, otra es una selección de carteles y la tercera, es una exposición bibliográfica.
La exposición bibliográfica se divide en tres momentos: El impacto de la Revolución (años 20 y 30), La guerra fría (años 40 y 50), y La época de los disidentes (desde fines de los años 50). Esta muestra se ha organizado con la colaboración de la Biblioteca Central de la Universidad CEU San Pablo.