¿Hasta qué punto incide el buen diseño urbano y edificatorio en
la salud del ciudadano? ¿Estamos mejorando la calidad de vida? ¿Por qué, si
vivimos en ciudades mejor diseñadas y con modelos optimizados de ventilación,
iluminación y control del ruido, nos sentimos más frágiles y enfermos?
Para responder a estas cuestiones, Roberto A. González-Lezcano, catedrático de Construcciones
Arquitectónicas, y Guadalupe Cantarero, profesora adjunta de Arquitectura y Diseño, señalan que se hace necesario un trabajo que
integre, de manera holística, la comprensión arquitectónica con expertos en
salud, puesto que “el estrés, la falta de sueño, determinadas enfermedades
respiratorias y la falta de fijación de vitaminas en el cuerpo, son algunos
factores que se destacan en Medicina como altamente perjudiciales”. En este
sentido, añaden, “se puede afirmar que los cambios físicos, mentales y de
comportamiento que experimenta el cuerpo humano, en un ciclo diario de 24
horas, son provocados por la exposición a la luz, a la oscuridad y a contrastes
térmicos”.
“Los parámetros que manejamos los arquitectos como bases del diseño de una
ventilación optimizada en la ciudad son: la vegetación, la altura edificatoria,
la escala vial, la orientación y la relación entre estas que adquieren en la
fase de diseño”, comenta Cantarero. “Recomendaciones como implementar esos elementos como arbolado,
fuentes, ventilación cruzada y sistemas de pérgolas y brise-soleil no son
nuevos para nosotros, pero quizás la novedad reside en cómo emplearlos
eficientemente para que cumplan con su objetivo”, explica.
En el caso de la
ventilación, apunta González-Lezcano, “la fachada del edificio actúa o debería
de actuar como la piel en el ser humano: transpiración, sudoración,
ventilación, protección solar y térmica. Si pensamos en estos elementos como
semejantes, podemos investigar en la ‘Medicina de la Arquitectura’ con el
objeto de sanar espacios afectados”. En estos últimos cuatro años, tras la incidencia del COVID, se han
implementado medidas sanitarias y de concienciación ciudadana que, “aparentemente
nos protegen e inhalan seguridad, pero quizás esa misma sobreprotección nos
esté ahora pasando factura”. En ese impasse temporal mucha gente enfermó,
pero no solo a causa del virus sino también por el impacto psicológico que pudo
suponer estar aislado y recluido por un largo periodo de tiempo. “Aprendimos
que mejorar la ventilación y la calidad ambiental puede ayudar a reducir la
cantidad de partículas virales en el aire y bajar el riesgo de exposición a
virus respiratorios para los ocupantes”, recuerda el catedrático.
La importancia de la ventilación y el urbanismo
El desarrollo urbano y la contaminación del medio ambiente han degradado el
aire de las ciudades que es utilizado para ventilar los interiores y, por tanto,
han afectado a la calidad del aire en los edificios de viviendas. La
ventilación en los edificios ha supuesto un reto técnico a la hora de
satisfacer las exigencias de salubridad y confort de sus ocupantes que ha sido
resuelto mediante el intercambio de aire con el exterior.
Los criterios de salubridad e higiene del aire utilizado por las personas
requieren el estudio de los procesos de ventilación tanto en el interior como
en el exterior. “Es en los espacios exteriores donde la distribución de las
partículas nocivas para la salud depende del comportamiento del aire en los
entornos urbanos. Por ello es importante el estudio del desplazamiento del aire
en las ciudades”, apunta González-Lezcano.
El viento es el principal agente activo en el desplazamiento del aire en el
entorno urbano. Su movimiento altera el comportamiento del aire en las
ciudades, definiendo la trayectoria que siguen sus partículas desde las áreas
suburbanas a los espacios en torno a los edificios. “Condiciona la
dispersión de las partículas nocivas procedentes de fuentes contaminantes
ubicadas dentro y fuera de los entornos urbanos”, señala el catedrático.
Asimismo, explica que la renovación del aire exterior busca mejorar sus
condiciones de salubridad para que se facilite la dispersión de contaminantes
en las regiones próximas a los edificios. “Esto se consigue mediante la
mezcla del aire en los espacios exteriores urbanos con el aire limpio
procedente de las áreas suburbanas, dado que se entiende que el aire que accede
a las urbes procede de áreas en las que las condiciones naturales permiten definirlo
como de mayor calidad”, detalla.
La importancia de la ventilación natural
El diseño sostenible de los edificios implica una manera de pensar,
diseñar, construir y operar edificios acordes con esta concepción y amplía la
responsabilidad ambiental y ecológica por su funcionamiento a los diseñadores
de edificios y a los usuarios.
La ventilación natural puede ser atractiva para los diseñadores de
edificios porque ofrece adecuadas soluciones capaces de satisfacer las
necesidades de confort y calidad de aire interior en un gran rango de
condiciones climáticas. “Entre sus principales ventajas está la del coste
cero de mantenimiento y operativo comparado con los sistemas de aire
acondicionado, además de no ocupar espacio físico en planta”, indica Cantarero.
Por el contrario, señala, “su mayor desventaja consiste en ciertos períodos
de disconfort térmico en verano, aunque éstos podrán ser tolerables para los
ocupantes del edificio si se mantienen dentro de ciertos límites”.
En otoño e invierno, lo ideal
será aprovechar el momento en el que no hay nadie en el hogar para evitar el
frío y hacerlo durante varios minutos (menos que si lo hace por estancias). “Esta
técnica resulta efectiva cuando hay numerosas aberturas y están distribuidas de
tal forma que permiten que esas corrientes sean de gran caudal”, comenta la
profesora de Arquitectura
y Diseño. En este sentido, añade, “también
pueden dejarse las ventanas entreabiertas, entre unos 10 y 15 centímetros para
que el aire se renueve continuamente”. Sea cual sea la técnica que
consideremos más adecuada, explican los expertos, “ante todo, debemos
asegurarnos de que, cuando vayamos a ventilar, la calefacción esté apagada. De
lo contrario, el consumo de electricidad será mucho mayor, lo que dará lugar
también a más contaminantes atmosféricos”.