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Confort urbano y humano. De la ‘Smart City’ al ‘Smart Citizen’

11/07/2024
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¿Hasta qué punto incide el buen diseño urbano y edificatorio en la salud del ciudadano? ¿Estamos mejorando la calidad de vida? ¿Por qué, si vivimos en ciudades mejor diseñadas y con modelos optimizados de ventilación, iluminación y control del ruido, nos sentimos más frágiles y enfermos?

Para responder a estas cuestiones, Roberto A. González-Lezcano, catedrático de Construcciones Arquitectónicas, y Guadalupe Cantarero, profesora adjunta de Arquitectura y Diseño, señalan que se hace necesario un trabajo que integre, de manera holística, la comprensión arquitectónica con expertos en salud, puesto que “el estrés, la falta de sueño, determinadas enfermedades respiratorias y la falta de fijación de vitaminas en el cuerpo, son algunos factores que se destacan en Medicina como altamente perjudiciales”. En este sentido, añaden, “se puede afirmar que los cambios físicos, mentales y de comportamiento que experimenta el cuerpo humano, en un ciclo diario de 24 horas, son provocados por la exposición a la luz, a la oscuridad y a contrastes térmicos”.

“Los parámetros que manejamos los arquitectos como bases del diseño de una ventilación optimizada en la ciudad son: la vegetación, la altura edificatoria, la escala vial, la orientación y la relación entre estas que adquieren en la fase de diseño”, comenta Cantarero. “Recomendaciones como implementar esos elementos como arbolado, fuentes, ventilación cruzada y sistemas de pérgolas y brise-soleil no son nuevos para nosotros, pero quizás la novedad reside en cómo emplearlos eficientemente para que cumplan con su objetivo”, explica. 

En el caso de la ventilación, apunta González-Lezcano, “la fachada del edificio actúa o debería de actuar como la piel en el ser humano: transpiración, sudoración, ventilación, protección solar y térmica. Si pensamos en estos elementos como semejantes, podemos investigar en la ‘Medicina de la Arquitectura’ con el objeto de sanar espacios afectados”. En estos últimos cuatro años, tras la incidencia del COVID, se han implementado medidas sanitarias y de concienciación ciudadana que, “aparentemente nos protegen e inhalan seguridad, pero quizás esa misma sobreprotección nos esté ahora pasando factura”. En ese impasse temporal mucha gente enfermó, pero no solo a causa del virus sino también por el impacto psicológico que pudo suponer estar aislado y recluido por un largo periodo de tiempo. “Aprendimos que mejorar la ventilación y la calidad ambiental puede ayudar a reducir la cantidad de partículas virales en el aire y bajar el riesgo de exposición a virus respiratorios para los ocupantes”, recuerda el catedrático.


La importancia de la ventilación y el urbanismo

El desarrollo urbano y la contaminación del medio ambiente han degradado el aire de las ciudades que es utilizado para ventilar los interiores y, por tanto, han afectado a la calidad del aire en los edificios de viviendas. La ventilación en los edificios ha supuesto un reto técnico a la hora de satisfacer las exigencias de salubridad y confort de sus ocupantes que ha sido resuelto mediante el intercambio de aire con el exterior.

Los criterios de salubridad e higiene del aire utilizado por las personas requieren el estudio de los procesos de ventilación tanto en el interior como en el exterior. “Es en los espacios exteriores donde la distribución de las partículas nocivas para la salud depende del comportamiento del aire en los entornos urbanos. Por ello es importante el estudio del desplazamiento del aire en las ciudades”, apunta González-Lezcano.

El viento es el principal agente activo en el desplazamiento del aire en el entorno urbano. Su movimiento altera el comportamiento del aire en las ciudades, definiendo la trayectoria que siguen sus partículas desde las áreas suburbanas a los espacios en torno a los edificios. “Condiciona la dispersión de las partículas nocivas procedentes de fuentes contaminantes ubicadas dentro y fuera de los entornos urbanos”, señala el catedrático.

Asimismo, explica que la renovación del aire exterior busca mejorar sus condiciones de salubridad para que se facilite la dispersión de contaminantes en las regiones próximas a los edificios. “Esto se consigue mediante la mezcla del aire en los espacios exteriores urbanos con el aire limpio procedente de las áreas suburbanas, dado que se entiende que el aire que accede a las urbes procede de áreas en las que las condiciones naturales permiten definirlo como de mayor calidad”, detalla.


La importancia de la ventilación natural

El diseño sostenible de los edificios implica una manera de pensar, diseñar, construir y operar edificios acordes con esta concepción y amplía la responsabilidad ambiental y ecológica por su funcionamiento a los diseñadores de edificios y a los usuarios.

La ventilación natural puede ser atractiva para los diseñadores de edificios porque ofrece adecuadas soluciones capaces de satisfacer las necesidades de confort y calidad de aire interior en un gran rango de condiciones climáticas. “Entre sus principales ventajas está la del coste cero de mantenimiento y operativo comparado con los sistemas de aire acondicionado, además de no ocupar espacio físico en planta”, indica Cantarero. Por el contrario, señala, “su mayor desventaja consiste en ciertos períodos de disconfort térmico en verano, aunque éstos podrán ser tolerables para los ocupantes del edificio si se mantienen dentro de ciertos límites”.

En otoño e invierno, lo ideal será aprovechar el momento en el que no hay nadie en el hogar para evitar el frío y hacerlo durante varios minutos (menos que si lo hace por estancias). “Esta técnica resulta efectiva cuando hay numerosas aberturas y están distribuidas de tal forma que permiten que esas corrientes sean de gran caudal”, comenta la profesora de Arquitectura y Diseño. En este sentido, añade, “también pueden dejarse las ventanas entreabiertas, entre unos 10 y 15 centímetros para que el aire se renueve continuamente”. Sea cual sea la técnica que consideremos más adecuada, explican los expertos, “ante todo, debemos asegurarnos de que, cuando vayamos a ventilar, la calefacción esté apagada. De lo contrario, el consumo de electricidad será mucho mayor, lo que dará lugar también a más contaminantes atmosféricos”.
Palabras clave Smart City Ventilación Urbanismo Arquitectura