Cada vez está más cerca el sorteo de Navidad y,
en mayor o menor medida, todos los que compran algún décimo albergan la ilusión
de ser agraciados con algún premio. Roberto Atanes,
profesor de Estadística de la Universidad, señala que “quizá
resulte interesante saber que, aunque la lotería de Navidad es la más popular
acumulando una historia de más de 200 años, sin embargo, no es la que ofrece
una mayor probabilidad de ganar si la contraponemos al sorteo del Niño”; un
acontecimiento con menos años de historia que, sin embargo, explica, “también
acumula una honorable tradición desde su primera celebración en el año 1942”.
“Cuando nos referimos a ganar debemos excluir
los reintegros, ya que consisten en recuperar la cantidad jugada sin ganancia
alguna”, subraya Atanes. En este sentido, “si jugamos un décimo a la lotería
de Navidad, la probabilidad de ganar el premio ‘gordo’ es de 1 sobre 100.000,
es decir, de un número sobre los 100.000 que entran en el bombo, lo que nos
ofrece una probabilidad del 0,001% de ganar el codiciado premio, la misma que
en el sorteo del Niño para el primer premio”. Sin embargo, “en la
lotería de Navidad este premio es de 400.000 euros por décimo jugado, mientras
que en el Niño es de 200.000. Misma probabilidad de ganar, diferente recompensa”.
Pero no pensemos sólo en el ‘gordo’. “La
realidad es que, si tenemos en cuenta todos los premios que se reparten en
ambos sorteos, en el de Navidad, y a tenor del diseño de los premios, la
probabilidad de ganar algo es del 5,3%, mientras que en el Niño es del 7,8%”,
indica el profesor de la CEU USP. ¿Y esto por qué? “Es simplemente una
cuestión de cálculo de probabilidades, de cómo están diseñados los premios de
sendos sorteos y de tener en cuenta que ganamos cuando recibimos más importe
del jugado”, apunta el experto.
Como sencillo ejemplo del diseño de estos
sorteos tengamos en cuenta que en la lotería del Niño existen tres reintegros,
es decir, una probabilidad del 30% de ni ganar ni perder lo jugado, mientras
que en la de Navidad existe un único reintegro que se traduce en una
probabilidad del 10% de recuperar lo jugado. “En definitiva, en el sorteo
del Niño la probabilidad de ganar es mayor, pero el importe de los premios es
menor, mientras que la lotería de Navidad ofrece mayores premios, pero con una
menor probabilidad de ganar”, explica el experto en Estadística.
¿Y si no ganamos nada en ninguno de los dos
sorteos? El profesor Atanes recuerda que siempre se puede jugar al sorteo de
Euromillones, en el que se eligen unos números en la apuesta de 2,5 euros
ofreciéndonos una probabilidad de ganar el primer premio de 1 entre casi 140
millones de posibles combinaciones. Pero, a pesar de la ínfima probabilidad de
ganar este máximo premio, señala, “en este sorteo se han repartido premios
de más de 200 millones de euros por apuesta”.
Pero ¿y la ilusión? Sin duda es algo subjetivo y
difícil de medir, pero ya que estamos hablando de juegos de azar y de ilusiones,
parece que los españoles apostaríamos por la lotería de Navidad, algo tan
nuestro que es difícil igualar su tradición, lo entrañable de las fechas en las
que se celebra y, sobre todo, lo que la Navidad nos ofrece cada año.