Con
motivo del Día Mundial del Hábitat, la Universidad se ha sumado a la
celebración de esta fecha con un encuentro online titulado: ‘Transición. De
la emergencia al desarrollo sostenible’, en el que han participado dos
alumni CEU de Arquitectura; Clara Abella, especializada en proyectos de
desarrollo en Sierra Leona; y Marta Leboreiro, trabajadora humanitaria
especializada en alojamiento y asentamientos de emergencia, para contar su
experiencia como cooperantes en distintos contextos. El profesor de Arquitectura
Luis Perea ha moderado este encuentro.
En su
intervención han explicado que “los proyectos de colaboración y desarrollo
necesitan de la participación de todos los agentes implicados para asegurar su
durabilidad y afinidad con la comunidad”. En este sentido, Abella ha puesto
como ejemplo la labor que se está llevando a cabo en la comunidad de
Magbenteh, Makeni (Sierra Leona), una colaboración que comienza con
la necesidad de proporcionar al norte servicios hospitalarios para el tratamiento
de lesiones ocasionadas por la guerra.
Sierra
Leona se encuentra en el número 181 de 190 en el índice de desarrollo urbano,
sin embargo, sus problemas a nivel urbano y constructivo no difieren mucho de
los estudiados hace casi 100 años. “Unas construcciones tradicionales en una
zona, entonces rural, sirven como eje de desarrollo de la comunidad”,
señala Abella. Además, ha apuntado: “esta crisis, junto con los nuevos retos
urbanos derivados del crecimiento de la ciudad, generan nuevas necesidades que
cubrir”. Con este motivo, ha indicado la voluntaria, “nace el proyecto
de escuela y orfanato para Magbente y Matinka”.
El
proyecto consiste en una escuela primaria, con un orfanato/internado que pueda
alojar a estudiantes huérfanos del Ébola. Para ello, la comunidad, en acuerdo
con los dueños de las tierras y los chiefs, cede los terrenos a una ONG que
subvenciona los costes de construcción. “El proyecto debe adaptarse al
lugar, a las tradiciones locales en metodología constructiva, a los materiales
disponibles y a las situaciones medioambientales si quiere terminarse a tiempo
para empezar el año escolar”, ha explicado.
“El
diseño, además, pretende cubrir las necesidades de uso de la escuela primaria:
seis aulas convertibles en aulas polivalentes, oficinas, biblioteca y patio
cubierto. Y busca el gasto cero de mantenimiento, con un diseño que asegura una
buena ventilación, unos espacios semiabiertos, seguros, que mantengan una
temperatura agradable durante las horas de mayor incidencia solar y una
iluminación interior que permita el uso del edificio sin una instalación
eléctrica”.
Asimismo,
destaca Abella; “los materiales son seleccionados para poder ajustar el proyecto
a un presupuesto mínimo, pero de alta calidad durabilidad, y se contrata a
jóvenes de la comunidad para trabajar en la obra, donde se les proporciona una
formación básica que les permita trabajar en otros proyectos futuros”. De
esa forma, “se hace partícipe a la comunidad en todas las fases del proyecto
y se asegura el sentimiento de pertenencia al proyecto y su continuidad, una
vez la financiación finalice”.
Por su
parte, Leboreiro ha explicado su trabajo en el diseño/planificación de nuevo asentamientos
para personas desplazadas y refugiadas, así como la reparación de
vivienda en lugares como Perú, Mozambique, Burundi e Irak, “lugares que han
sufrido crisis prolongadas y donde las soluciones duraderas tienen una
complejidad mayor”. En este sentido, Leboreiro ha destacado la importancia
del vínculo con el lugar y la comunidad, así como entender el detalle del lugar
a nivel sociocultural, “para intervenir con proyectos de cualquier índole,
en nuestro caso arquitectónicos y urbanísticos”.