Con la llegada del Black Friday, una de las mayores campañas comerciales del año, el debate sobre el
impacto de las compras impulsivas y compulsivas cobra relevancia. Aunque ambos
comportamientos de consumo suelen confundirse, existen diferencias importantes
en su origen y en las consecuencias psicológicas y económicas que conllevan. Marcos Martínez y Leyre Galarraga, profesores de Psicología y Pedagogía,
detallan las características de cada tipo de compra, las razones por las que
eventos como el Black Friday los potencian, y las estrategias recomendadas para
un consumo responsable durante esta temporada.
El Black Friday es un terreno fértil para las compras impulsivas y
compulsivas, debido a las estrategias de ventas basadas en la urgencia y el
descuento limitado. Las promociones y la publicidad crean una sensación de
inmediatez, generando en el consumidor el miedo a perder una oportunidad única.
Además, el auge del comercio digital y el uso de algoritmos personalizados
intensifican estos comportamientos, bombardeando a los usuarios con ofertas
personalizadas a través de notificaciones y correos electrónicos.
Según Martínez Jurado, “las compras impulsivas son decisiones rápidas y
esporádicas, desencadenadas por estímulos externos como ofertas o promociones,
con un impacto generalmente moderado en la economía personal”. En
contraste, señala, “las compras compulsivas son recurrentes y
descontroladas, afectando profundamente la vida emocional y financiera de
quienes las padecen”. Asimismo, destaca Jurado, “las personas que
compran de manera compulsiva buscan un alivio temporal que, rápidamente, se
transforma en culpa y malestar, impulsadas por una baja autoestima y
dificultades en la regulación emocional”.
La facilidad de compra en línea, sumada al uso de medios de pago
electrónicos que minimizan la percepción del gasto real, fomenta una dinámica
de consumo que puede descontrolarse, especialmente durante campañas como el
Black Friday.
Tanto las compras impulsivas como las compulsivas tienen un impacto
emocional significativo. “En los casos de compras impulsivas, los
consumidores pueden sentir arrepentimiento o insatisfacción tras la adquisición
de productos que no necesitaban”, relata Martínez Jurado. Sin embargo,
explica Galarraga, “en las compras compulsivas, las consecuencias son mucho
más profundas: la sensación de vacío, el malestar psicológico, la baja
autoestima y la insatisfacción crónica son comunes, comparables a los síntomas
de adicciones como el juego”.
Recomendaciones para un consumo responsable
Ante la inminente temporada de
descuentos, los dos expertos recomiendan una serie de estrategias para evitar
caer en comportamientos impulsivos o compulsivos:
1. Planificación: Elaborar una lista de productos necesarios y fijar un presupuesto
máximo.
2. Autoconocimiento: Identificar las emociones o situaciones que pueden detonar compras
impulsivas y racionalizar las decisiones.
3. Comparar precios: Revisar varias opciones antes de comprar para asegurarse de obtener el
mejor precio.
4. Reflexionar antes de comprar: Preguntarse si realmente se necesita el producto o
si es un capricho momentáneo puede ayudar a tomar decisiones más
conscientes.
5. Uso de dinero en efectivo: Los pagos electrónicos reducen la sensación de gasto
en comparación con los pagos en efectivo.
El Black Friday puede ser una
excelente oportunidad para quienes han planificado sus compras, pero es
fundamental mantener el control y no dejarse llevar por las emociones del
momento. “Adoptar un enfoque responsable y reflexivo no solo ayuda a evitar
problemas económicos, sino que también protege la salud emocional. Comprar con
cabeza es la clave para disfrutar de las ofertas sin caer en el consumo
descontrolado”, indica Galarraga.