Grado en  Ciencias Criminológicas y de la Seguridad

Para definir el perfil idóneo de los alumnos de nuevo ingreso que deseen acceder a esta titulación, tenemos en cuenta los objetivos finales de carácter educativo que nos proponemos alcanzar, en tres vertientes: 

• Alumnos. Queremos que nuestros estudiantes tengan inquietudes intelectuales y que estén dispuestos a trabajar, tanto de forma personal como en equipo. A este respecto, en el proceso de selección se presta especial atención a las capacidades de interacción y de diálogo de los candidatos. Asimismo, es importante que el alumno esté capacitado para entender que las materias no son compartimentos estancos, sino que forman parte de un plan o sistema global de conocimientos. En este sentido, se valoran una serie de habilidades o destrezas básicas, entre las que destacan: la lectura comprensiva y la capacidad para la interpretación de textos; un claro interés por la investigación; un elevado nivel de motivación; aptitudes para el trabajo; un gran sentido de la responsabilidad; una destacada capacidad analítica y, muy importante, una actitud tolerante. Asimismo, se insiste en la vocación de servicio y en la idea de la justicia como valor de referencia del derecho, tanto en sus aspectos teóricos como prácticos.
• Futuros profesionales. Los candidatos deben tener una sólida formación. Se pretende que, al final de su formación, el profesional domine el lenguaje jurídico y del ámbito criminal y comprenda fácilmente un mapa básico de conceptos (que le permitan interpretar el ordenamiento jurídico y resolver los problemas prácticos que se le planteen), así como sepa los pasos a seguir a la hora de investigar el escenario de un delito. De este modo, podrá afrontar y resolver eficientemente los retos a los que se enfrente.
• Formación. Esta será de carácter integral, lo cual significa que tiene que ser dogmática –teórica y sistemática–, pero también práctica y comprometida. En este contexto, se potencian el diálogo, como herramienta de aprendizaje, y la técnica de los debates. Esta formación ha de ser, y es, esencial y sistemática, para que pueda comprender, de forma clara, los conceptos fundamentales. 

En definitiva, configuramos un modelo docente que asegure el aprendizaje continuo y eminentemente práctico, con el fin de facilitar el acceso al mercado laboral y a la realidad social.

En cuanto al bachillerato de origen, lo deseable es que el alumno provenga de una opción en la que se hayan cursado materias específicas de sociales o bien sea estudiante o titulado superior procedente de estudios de las ramas de Ciencias Sociales y Jurídicas.